EL SUICIDIO NO SOLO ES TU FINAL
La semana pasada estuve en el Consejo de Patronos de la Fundación Eduardo Punset, de la que soy Patrono Fundador. Comentábamos los alentadores resultados de una de las iniciativas que nos hacen sentir más orgullosos, APOL (Apoyo Online: https://apolpunset.fundacionmapfre.org ), donde se responde a preguntas de los seguidores que no encuentran sentido a su vida, con problemas de ansiedad e incluso al borde del suicidio. De hecho la iniciativa surgió como consecuencia de que personas que seguían a Eduardo en Facebook se ponían en contacto con nosotros para comunicarnos su intención de quitarse la vida. Un equipo de profesionales del campo de la psiquiatría y la psicología, empezaron a trabajar para echar una mano a las personas que necesitaban esta ayuda y el éxito no se hizo esperar. Cientos de miles de personas están viéndose beneficiadas por este servicio de la Fundación Eduardo Punset.
En la reunión, Rafael Bisquerra Alzina, catedrático de Orientación Psicopedagógica en la Universidad de Barcelona (UB) y director de masters y postgrados en dicha Universidad, así como patrono de la Fundación, me comentó que tan solo en Cataluña había 500 suicidios cada año. Tuve que preguntarlo de nuevo para estar seguro de que el número que había oído era el correcto. Me imaginé todas esas personas juntas, en un cine y me las imaginé muertas. Un estremecimiento sin igual recorrió mi cuerpo.
Cuando llegué a Madrid empecé a investigar sobre el tema y descubrí dos datos tremendos: En el 2006 (último año consultable en el INE en linea) el número de suicidios totales era de 2.017, y que la última que he podido consultar, la de 2013, es de 3.870 personas (un 22% más que en 2010 que fallecieron por esta causa 2.158). Tengo que reconocer que durante unos minutos permanecí en estado de shock. Nadie habla de esto y resulta que estamos en la cifra de suicidios más alta de los últimos 25 años, siendo en la actualidad la primera causa de muerte no natural, muy por delante de los accidentes de tráfico (que son la mitad de los suicidios) y a los que dedicamos tanta publicidad y recursos. Aprendí más cosas, como por ejemplo que mueren tres veces más hombres que mujeres y que esta relación permanece más o menos constante, y que el mes de junio es el peor. Así mismo, la forma de ejecución más común era, por este orden, el ahogamiento, el salto al vacío y en envenenamiento con fármacos. Lo tuve que pensar otra vez: 2.911 hombres y 959 mujeres murieron durante el 2013 debido a que decidieron quitarse la vida. Ya no me cabían en un cine. Terrible.
Seguí investigando y me enteré de que las mujeres piensan más en el suicidio que los hombres pero dado que son más dadas a hablar y pedir ayuda, solo una de cada cuatro que lo piensa lo lleva a cabo, de ahí que la cifra de hombre triplique a la de mujeres que acaban suicidándose. Luego, si todo esto es así, ¿por qué no sabemos nada de todo esto?. Es más que evidente que los medios de comunicación silencian estos temas. Una de las posibles causas que me apuntan los expertos es para evitar el efecto contagio. Es absolutamente contradictorio, ya que parece que si se habla de ello, como hacen más las mujeres cuando tienen estos pensamientos, se puede evitar la ejecución final. Luego si informáramos, no de manera sensacionalista sino de forma rigurosa y entrando en el fondo del asunto, se podría evitar en gran medida esta masacre silenciosa.
Además, los efectos del suicidio son amplios y profundos, dejando huellas imborrables en las personas que lo han intentado y en las familias de éstas, donde el sentimiento de culpa puede así mismo causar profundas depresiones, infelicidad crónica y nuevos episodios suicidas. Las familias y las personas allegadas a los suicidas suelen quedar muy tocadas después de un episodio de este tipo, siendo por tanto los efectos de un suicidio realmente devastadores. Siempre les queda la duda de si hubieran podido hacer alguna cosa más. Es muy importante saber que el 95% de las personas que se suicidan, de una forma u otra, suelen pedir ayuda, luego la escucha activa y evitar la soledad de estos individuos es vital para atacar frontalmente el problema.
Hay muchas causas para querer quitarse la vida, y son tan extensas y complejas que no voy a entrar en ellas, porque es más importante saber que, en realidad, el suicida no quiere morir. El problema reside en que no ve salida, no encuentra la solución a sus problemas, revelándose como un terreno común el no encontrarle sentido a la vida. Es por tanto muy importante generar espacios donde estas personas puedan encontrar respuestas a sus preguntas, donde se sientan escuchados, donde se les pueda orientar, donde se les pueda dotar de una nueva carga de valores esenciales y donde se les pueda enseñar el verdadero sentido de este regalo extraordinario que es la vida.
Cada día en nuestro país, 200 personas piensan en quitarse la vida. De nuestras iniciativas, de la forma en que gestionemos este drama dependerá cuantas de ellas lo lleven a cabo. Por ello, dentro de mi iniciativa The Emocional Toolkit, voy a poner en marcha un proyecto nuevo que he llamado mejorae y que consistirá en una plataforma online que ponga de forma gratuita e inmediata a estas personas en contacto con profesionales cualificados que puedan ayudarlo. Lo cederé de forma totalmente gratuita a la Fundación Eduardo Punset para su uso. Cualquier profesional que quiera colaborar con esta iniciativa puede ponerse en contacto conmigo para ver como podemos, entre todos, poner freno a esta lacra.