jueves, 28 de septiembre de 2017

Emociones Cuánticas y Management

¿Qué tienen que ver las Emociones, la Física Cuántica y el Management?


Hace ya más años de los que me gustaría, tenía que elegir qué carrera estudiar en la Universidad. La verdad es que me gustaban tanto las letras como las ciencias y tenía intereses muy diversos de conocimientos. Por otro lado, siempre estaba presente que la inversión en mis estudios me reportara, una vez acabados, los beneficios económicos esperados accediendo a un buen empleo. Como de costumbre, tuve una breve charla con mi padre, una de esas personas con sabiduría. Él, con tranquilidad, me dijo: "Mira Ramón, la época de estudiante es una de las etapas más bonitas y felices de alguien si estudia aquello que le gusta y para lo que esté preparado estructuralmente. Así que mi consejo es que estudies lo que más te guste, porque finalmente trabajarás de lo que puedas".

Estudia lo que te gusta porque trabajarás de lo que puedas, hizo que me decantara por Química, una de mis pasiones, y dentro de Química me especialicé en Química Física, donde la Física Cuántica conformaba el grueso de las asignaturas. El mundo de la Física Cuántica es mágico e inesperado y a mi me gusta resumirlo en dos frases, aún a riesgo a ser tachado de simplista:

  • La naturaleza de las entidades cuánticas nunca es simple ni única, por ejemplo un electrón es partícula y onda simultáneamente. Esto se llama dualidad cuántica.
  • No existe determinación exacta en su localización y energía simultáneamente, y esto es porque el observador influye es sus características por el mero hecho de observar. Esto se llama principio de incertidumbre.
Casi nada. Una entidad cuántica puede ser dos cosas a la vez, estar en dos sitios simultáneamente; se puede pasar de un estado a otro a través de túneles en la energía teóricamente necesaria para el mundo clásico; el mundo cuántico está compuesto por multitud de partículas y, por si fuera poco, todas estas partículas están interaccionando continuamente con fuerzas extraordinarias. Resultado: que todo eso conduce a la materia y finalmente, a la vida.



En la última conferencia que di en la Universidad tuve ocasión de explicar una nueva teoría al respecto de gestionar con emociones. Desde hace tiempo, la ciencia nos ha demostrado que aquellas personas que gestionan con emociones sanas son no solo más productivas, sino que también tienen la ocasión de mejorar su crecimiento personal. Parece ser una característica común los mejores líderes. Pero ahora la ciencia nos da nuevas pistas de por qué las emociones funcionan como funcionan y cual es su conexión con la cuántica.

La diferencia cuando se gestiona con emociones es que existe un comportamiento ampliado (dual) en la capacidad de ver las cosas. Entre los seres humanos nunca hay nada blanco o negro, nunca hay una verdad absoluta y ni siquiera un único criterio para definir algo. El arte es la expresión más representativa de esta dualidad intrínseca al ser humano y su forma de percibir la realidad. Aquí radica una de las similitudes entre la gestión con emociones y la cuántica. Todo tiene una doble naturaleza y nos tenemos que manejar con las características que más nos interesen en cada momento. Por ejemplo, si tenemos una oportunidad de introducir tecnología digital BPM en nuestros procesos para hacerlos mucho más eficientes y como consecuencia de esta transformación nos sobran 200 personas, que son 200 familias y 200 grandes problemas si los despedimos, tal vez en lugar de un gran problema, resulta una magnífica oportunidad para internalizar el call center y mejorar el trato y contacto con nuestro cliente, de aumentar nuestra fuerza de ventas o de formar a una parte de ese colectivo en nuevas tecnologías para que nos ayuden a seguir transformando la compañía. 



Estamos trabajando para una gran compañía de telecomunicaciones de forma que utilizan un sistema nuestro que mejora la calidad del pago de aquellas personas que suelen tener problemas crónicos a la hora de pagar sus facturas. El sistema, llamado PayCalm, ofrece novedosas alternativas a los procesos actuales y permite cobrar una mínima comisión a los malos pagadores por facilitarles fórmulas innovadoras de pago. Hasta aquí todo normal, pero la verdadera transformación es cuando le damos la oportunidad al cliente final de poder aportar una cantidad de esa comisión a un proyecto solidario de su elección, tales como apoyar la vacuna contra la polio, invertir en la investigación de la vacuna contra la malaria o ayudar en los campos de refugiados. La acogida ha sido absolutamente espectacular. La dualidad cuántica emocional ha realizado su trabajo y hemos convertido a un moroso en todo un filántropo que, además, lo cuenta orgulloso.

Por otro lado, gestionar con emociones lidia con uno de los elementos más complejos del management: la incertidumbre. Hay estudios que demuestran que aquellos ejecutivos que manejan mejor la incertidumbre son los que tienen menos estrés, gestionan mejor la planificación de actividades, tomar riesgos más controlados y en definitiva son más capaces en la toma efectiva de decisiones. Como en la Física Cuántica, podemos conocer la posición de una partícula o su momento (energía), pero no podemos conocer las dos cosas simultáneamente. Esto es lo que se conoce como el Principio de Incertidumbre proclamado por Heisenberg. En el mundo del management no podemos controlar todas las variables con precisión y mucho menos tenerlas perfectamente definidas. Hay un dicho para los emprendedores: Si tienen hecho un plan de negocio completo para su idea, ya van tarde. La idea nace y se empieza a desarrollar sin un plan de negocio perfectamente prefijado. Es una cosa conocida por los triunfadores en los negocios y que rara vez veo que se enseñe en las escuelas de negocios, que es más bien al contrario. Los mejores directivos y ejecutivos no son grandes controladores, aunque les guste tenerlo todo bajo control, sino que se centran en aquellos aspectos que son importantes en el momento preciso para su negocio. Es con su gran nivel de inspiración a sus equipos donde dejan el resto del control a cargo de éstos. 


Pero eso del equipo es otra historia que, con seguridad, requiere una reflexión aparte.

martes, 5 de septiembre de 2017

Jazz Management

Lo que aprendí de Management en una Jam Session


Hay algunos momentos que inesperadamente nos dejan ver luz en la más absoluta de las oscuridades. Soy un amante del buen jazz y hace algún tiempo tuve la oportunidad de ir a un exclusivo club de jazz a deleitarme con una Jam Session. Para quien no esté familiarizado con el palabro, tengo que decir que una Jam Session es, como decía el gran Geroge Frazier:  «Una reunión informal de músicos de jazz, con afinidad temperamental, que tocan para su propio disfrute música no escrita ni ensayada», o dicho en otras palabras, una sesión de músicos que se llevan bien y que tocan de forma improvisada la música que les va saliendo por el camino. Es más si entre el público hay algún músico que quiera subir al escenario y unirse, puede hacerlo con las bendiciones de todos.

Es cierto que el resultado de las Jam Sessions es inquietantemente azaroso, pero no es menos cierto que no deja en absoluto indiferente a nadie, teniendo momentos de increíble calidad y lucidez musical, emocionando y presentando finalmente creaciones de extremada singularidad.

Cuando veo a los músicos tocar, veo como cada uno es dueño de su instrumento, el experto, como todos confían en él puesto que no hay más bajos, o pianistas o baterías que el que la está tocando. Es impresionante observar cómo cuando toca por ejemplo el bajo, todos los demás músicos le acompañan en sus compases, le siguen su giros y le envuelven sin quitarle el protagonismo, todo lo contrario reforzándolo. Incluso cuando hay una cantante improvisando, la música se adapta a sus emociones y a su expresión.

Es aquí donde me di cuenta de cuantas cosas tiene en común una Jam Session con un buen liderazgo emocional en una empresa. Cuando el liderazgo es auténtico, el management se convierte en una jam session, donde todo el mundo saber lo que tiene que hacer, porque es quien sabe hacerlo, todo el mundo se siente protagonista en un momento y es el máximo exponente del conjunto y todos los demás lo saben, lo acompañan y lo apoyan. Cuando las emociones se apoderan del management, se puede dejar fluir lo mejor de cada uno, y se puede invitar con respeto a otros que crean que tienen algo que aportar a que lo hagan para que el resultado sea aún mejor. A nadie hay que explicarle su cometido ni su responsabilidad y todos saben lo que le pasara a la sesión si uno se para o toca como el culo. No es responsabilidad, va más allá, es un espacio donde cada uno puede brillar ante el disfrute de sus compañeros, y cuyo resultado en común es brillante como una supernova.





Sin poder evitarlo, vi paralelismos clarísimos entre las formas clásicas de gestionar a los equipos y cómo lo hacemos en mi consultora. Nosotros somos jazz en estado puro. Cada uno de nuestros componentes tiene autonomía, brilla por sí solo mientras los demás nos desvivimos por acompañarlo y los resultados de la compañía no pueden ser mejores.

Cuando el management es jazz, improvisar es innovar, es encontrar nuevas voces y nuevos escenarios donde decir cosas que nunca han sonado en ningún otro sitio, es divertirse mientras se consiguen resultados increíbles y es, sobre todo, una forma de llegar a territorios desconocidos y enriquecedores.

Cuando el management es jazz la competencia no tiene nada que hacer contra nosotros.


domingo, 3 de septiembre de 2017

Métele un Gol a tu Jefe!!!

Bein Sports saca la herramienta Safe Windows para camuflar las noticias de deporte en el trabajo

Cuando se profesionaliza el engaño y la picaresca


Siempre he pensado, y he defendido, que el deporte es esencial en la vida cotidiana, no tan solo porque el ejercicio físico es intrínsecamente bueno para el ser humano, sino porque el deporte promulga y promueve una serie de valores de alto valor ético, tales como el trabajo el equipo, la capacidad de superación, el esfuerzo y el propio espíritu deportivo de fair play, entre otros muchos.

Es más que evidente que el deporte cala en la gente, que mueve masas y que es un negocio multi millonario. Y esto, que en sí es algo muy positivo, porque es posible hacer el mensaje verdadero del deporte a toda esa gente, también puede representar un enorme problema si se pone el deporte por encima de todo, el deporte como negocio quiero precisar.

Estaba viendo tranquilamente un partido de futbol de mi equipo favorito. La primera parte fue realmente interesante aunque no hubo goles, pero el equipo, en principio más humilde, estaba haciendo un partido extraordinario, demostrando tesón y muchísima energía para superar sus límites.

Lo que no me esperaba, lo que me ha dejado absolutamente nockeado es lo que vi durante el descanso. Era un anuncio de apenas unos segundos de Bein Sports (del grupo Catarí de Televisión Al Jazeera) donde anuncian una herramienta de software para camuflar las noticias deportivas (sí han oido bien, camuflar) mientras se está en el trabajo para que no te pille tu jefe. El sistema se llama Bein Safe Windows (sí han  vuelto a oír bien, Safe! aunque no es para el empresa claro...) y lo que hace es camuflar la noticia y la forma de mostrarla tanto en las hojas de cálculo, como en los editores de texto, en el correo electrónico y otras herramientas habituales de trabajo. Lo voy a repetir porque igual no queda claro del todo: Han inventado un programa para que los empleados puedan ver las noticias de Bein Sport sin que los descubra su jefe. De hecho el anuncio termina con un sonoro de definitivo "Métele un gol a tu jefe".

Es impresionante lo que se puede conseguir con la tecnología: información en tiempo real, mejorar la productividad, automatizar procesos, mantener conectadas a personas y equipos de todo el mundo, etc. Grandes cosas. Pero por lo visto también se es capaz, sin ningún tipo de vergüenza, de lo peor: engañar a tu empresa, no cumplir con tus responsabilidades, ocultar que no estás trabajando, disimular mientras estás haciendo algo que consideras malo. Todo el mundo mientras trabaja tiene derecho a unos minutos de descanso, todo el mundo puede coger su móvil y consultar las notificaciones que le llegan al móvil sobre las noticias más importantes y por supuesto también las deportivas. Pero profesionalizar el engaño es otra cosa. Llevar al nivel de transformar la picaresca en un programa para ocultar las noticias deportivas en el trabajo diario para que tu jefe no te vea que no estás trabajando me parece que se encuentra en las antípodas de los valores que realmente promueve el deporte, entre los que el engaño, en ninguna de sus formas tiene lugar.



Mi sorpresa es que este anuncio, una de cuyas versiones podéis ver en el link de youtube que os adjunto en este artículo, lleva el sello de la Liga Profesional de Futbol, que haría muy bien en no apoyar semejantes iniciativas.