miércoles, 11 de junio de 2014

Huelgas físicas contra amenazas digitales

Ayer estuve cenando con un amigo. Le hacía falta esa parte de cariño que sólo alguien que te quiere porque sí te puede dar. Eso se tradujo en un cambio en la estrategia del encuentro. De una cervecita y algo para acompañarla pasamos a una cena en regla con cerveza para empezar, primero y segundo plato, con un buen vino, y una copa para despedir la noche. Al salir del restaurante opté por una buena decisión, no coger el coche, que estaba aparcado a escasos metros de mi, para volver a casa. Cogí un taxi y mañana cogería un taxi para recuperarlo.
Al día siguiente no había taxis. Varias personas no daban crédito a que no hubiera ni uno, yo entre ellas. De repente caí en la cuenta mientras decidía ir hacia el metro. Huelga. Seguro que por el tema de las aplicaciones que permiten compartir el coche o utilizar el coche de otra persona para desplazarse. Entre ellas Uber, una App que ya está en 128 ciudades, 37 países y que factura ya 13.200 millones de euros.
Durante el día me dediqué a saber más del tema y saqué tres conclusiones:
1.- La mitad de las reivindicaciones de los taxistas son falsas entre ellas las de economía sumergida, dinero en negro, y sobre todo la de que los coches y la atención era de muy baja calidad. Todo lo contrario. Parece ser que quien la usa puede puntuar en linea al conductor y mientras más coches coges más importa tu opinión. El resultado una atención de calidad. Se me ocurre que podríamos utilizar el mismo sistema para evaluar a los taxis del Consistorio.
2.- Los procesos nuevos permiten hacer las cosas de otro modo. Y son imparables. Si hay algo que se deba regular se hará, pero tal como los blogs democratizaron el periodismo, Youtube democratizó la capacidad creativa, WhatsApp marcó la liberación de cerco de las operadoras de telecomunicaciones en los mensajes y chat móviles, estas aplicaciones vienen para quedarse de una forma u otra. Si hay algo claro es que la innovación pasa y arrasa los privilegios de las regulaciones abusivas,  y es imparable.
3. Ni yo ni mucha gente conocía Uber antes de esta huelga. No ha habido mejor publicidad para esta empresa que hoy ha hecho su mayor facturación. Nunca se sabe para quien trabaja el diablo, dicen en mi pueblo. Mañana mismo la probaré. No tengo claro si hago algo ilegal, pero por las cifras a nivel mundial, no cabremos todos en la cárcel.


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