lunes, 5 de junio de 2017

El Síndrome de Sísifo y el barrendero de la NASA

No hay nada más peligroso en una organización que los empleados piensen que su trabajo no sirve para nada

Sísifo del rey de Éfira, (posteriormente llamada Corinto), hombre astuto, avaro y mentiroso, que no dudaba en potenciar la navegación y el comercio, para poder robar y asesinar a los ricos viajeros y de esta forma hacerse más y más rico.

Habla la mitología griega que fue él mismo quien, traicionando al mismo Zeus, le dijo a Asopo, el dios de los ríos que su hija Egina había sido raptada por Zeus. Éste mandó a Sísifo al inframundo, no sin ciertas dificultades dada su enorme astucia. Allí fue condenado a empujar una enorme piedra colina arriba, pro cada vez que iba a culminar la cima, la piedra volvía a rodar cuesta abajo y la tenía que volver a subir. Así una y otra vez, por la eternidad.

Este castigo, ha sido considerado por numerosos escritores y filósofos como uno de los más crueles que existen, el de hacer algo con gran esfuerzo que no tiene ningún sentido, que no lleva a ningún sitio y que no es importante en absoluto.


Esta especie de fábula, ha sido frecuentemente usada para explicar lo duro que puede ser llevar a cabo actividades, tareas o trabajos que no tengan ningún sentido para quien los realiza. Y eso es lo que pasa exactamente en numerosas empresas a los ojos de sus sorprendidos directivos que no entienden nada de nada. Sin embargo, es muy habitual que las empresas estén saturadas de trabajadores que no le ven sentido a la tarea que realizan, que no creen que su trabajo sea relevante para el éxito de la empresa y, que en definitiva, no aportan ningún valor. Como Sísifo empujando la enorme piedra ladera arriba. Éste es un problema con el que me he enfrentado en numerosas ocasiones y que no parece tener una solución sencilla. De hecho, la mayoría de directivos simplemente renuncian a gestionarlo y tratan de aislar o reponer a estas personas con Síndorme de Sísifo, como si la responsabilidad fuera exclusivamente de ellas.

Una visita a Cabo Cañaveral nos puede dar una pista de por donde hay que enfocar una solución a este problema. Cuentan que una delegación española fue a visitar la plataforma de la lanzadera espacial Atlantis, la última construida. Barriendo la entrada del edificio de los Headquarters había un señor de color de unos sesenta años, con un mono azul de la NASA, con su logo espacial en el pecho. El señor estaba tan afanado en dejar la entrada impoluta que no se dio cuenta de que estaba en el camino de la comitiva. Uno de los anfitriones le preguntó al barrendero, esperando que se apartara, que qué hacía allí. La respuesta me dejó impactado para siempre. El señor barrendero se incorporó, se apoyó en la escoba y sonriendo mientras miraba la lanzadera espacial al o lejos, espetó: "Yo ayudo a poner hombres en el espacio". Wow! Eso si que es encontrarle sentido al trabajo. Y el secreto no estaba en un barrendero automotivado al extremo. El secreto estaba en la gestión que hacía la NASA de su personal.

Aquí van algunos secretos para que su personal no sufra el Síndrome de Sísifo y pueden entender el poder de su trabajo, la bondad de sus actos y el impacto de sus tareas en el éxito de los objetivos de la empresa:


  1.  Presuma de marca, saque pecho por su empresa, porque no existe ninguna limitación para que sea la mejor o más grande del mundo en algo que los demás no hacen.
  2.  Explique los éxitos y celébrelo con todo su personal. 
  3.  Si algo fracasa nunca es un problema de todos, sino una oportunidad para aprender a mejorar.
  4.  Comunique hasta la saciedad qué objetivos quiere conseguir.
  5.  Pida ayuda a toda la plantilla, si ha entendido bien, ayuda, para cumplir los objetivos.
  6.  Sea generoso cuando las cosas vayan bien y compasivo cuando vayan mal.
  7.  Asegúrese de hacer una fiesta con todo el equipo una vez al año.
  8.  Agradezca el esfuerzo, especialmente a aquellos que han dado mucho más que el resto.
  9.  Tener gente que no ame su trabajo ni su empresa es tener a la competencia en casa.
  10.  Hable siempre bien de su empresa, al fin y al cabo es la suya.




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