miércoles, 18 de mayo de 2016

¿La caída de Goliat o el tropezón de David?

Algunas empresas pequeñas y muy innovadoras se piensan que ya lo tienen todo hecho


Nada más alejado de la realidad. Estoy viendo con preocupación como algunas empresas pequeñas, de altas capacidades innovadoras y con personal extremadamente cualificado, van sacando pecho por unos resultados explosivos en muy pocos meses. 

Es evidente que estamos hablando de empresas exitosas, y las conversaciones que mantengo con sus CEOs suelen ser clones unas de otras. Todos me dicen que ellos son más rápidos, son más listos y más buenos que los grandes. Y seguro que tienen razón. Pero los grandes tienen algo que no tienen ellos: clientes y grandes cantidades de dinero para invertir. Incluso para comprarlos a ellos, y barrerlos del mapa. 

Voy a poner un ejemplo de mi antiguo sector en el que estuve trabajando casi treinta años como directivo. Hace aproximadamente siete años, nos encontrábamos en la disyuntiva de la digitalización de los procesos tradicionales. Más o menos por ese entonces nació una minúscula empresa en Barcelona denominada HolaLuz.com. Sólo se dedicaba a la comercialización de energía eléctrica y tenía una oferta simple y sencilla, con algunas pequeñas mejoras de transparencia y autogestión que las grandes aún no tenían implantadas. Sin embargo, tenía muy pocos clientes, unos 2.000, que no es nada comparado con los millones de las grandes. Incluso, en su ansia de aumentar su base de clientes, ganó una subasta promovida por asociaciones de usuarios, unos 50.000 clientes más. Os podéis imaginar que no eran, vamos a decirlo así, los mejores clientes del mundo. Total, se metió en un problema que la ha llevado a estancarse considerablemente y a estar mostrando su panfleto de venta a cuanto se quisiera acercar. Y, por lo visto, las grandes han resistido la tentación de darles un zarpazo y hacerla desaparecer del mapa. No sé cuánto durará.






Las empresas pequeñas, innovadoras y ágiles, también caen en los "momentos Kodak", es decir, aquellos momentos donde se piensan que no tienen ninguna amenaza, pero es como si estuvieran ya en la tumba. Y sus verdugos no suelen ser otras empresas innovadoras y pequeñas, sino las grandes.

Aquí pongo alguno de los errores más corrientes que he podido recoger de mi experiencia, por si sirven como guía:

1.- Reducir el nivel de inversión en crecimiento, especialmente en adquisición de clientes, antes de tiempo.

2.- No invertir en profesionales que permitan un crecimiento explosivo de la compañía.

3.-Control absoluto de la compañía por los socios fundadores, hasta en el más mínimo detalle.

4.- No conseguir escalar suficientemente nuestras innovaciones, es decir, que lo que nos funciona de maravilla para pocos clientes no funcione operativamente para millones.

5.-No aceptar alianzas con grandes por miedo a la autofagia.

Estoy analizando algunas empresas que estoy convencido, que debido a estos errores, desaparecerán desgraciadamente del mercado en los próximos años. 


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